Cada vez más abundan los tips y los consejos de escritura. Puedes leerlos en cualquier sitio: desde webs especializadas, blogs de profesionales del sector como profesoras de escritura, escritoras y también en los de esas personas que están aprendiendo.
Algunos son muy valiosos, mientras que otros, aunque bien intencionados, pueden resultar contraproducentes dependiendo del idioma en que se escriba. He notado que muchos consejos populares en inglés no son necesariamente aplicables en español.
A continuación, comparto algunos de estos consejos que, en lugar de ayudar, podrían obstaculizar tu proceso creativo si escribes en español.
1. Evita repetir…
Entre los consejos de escritura más típicos, hay una lista de palabras que no debes repetir nunca jamás bajo pena de que te quiten el carnet de escritora.
Pronombres personales
En inglés proponen evitar los pronombres personales, sobre todo «I» (yo). Si los usas demasiado, pueden saturar el texto y hacerlo monótono.
En español, la situación diferente porque conjugamos los verbos, así que muchas veces ni siquiera es necesario utilizar un pronombre. Puedes decir:
- Yo escribo todos los días.
- Escribo todos los días.
No requiere un esfuerzo real a la hora de eliminar los pronombres y, de hecho, muchas veces lo más correcto (y lo que nos nace hacer) en castellano es no introducirlos.
Adverbios
¿Cuántas veces has escuchado eso de las palabras terminadas en «mente»? En inglés sería equiparable a evitar el uso de los adverbios que terminan en «ly».
En su caso, hay muchas más palabras que riman o llevan la letra «y» (by, try, my, why) además de otras que no llevan justo esa terminación, pero se pronuncian igual. Pueden parecer que están usando continuamente las mismas palabras y que no tienen suficiente vocabulario.
En español, no tienen la misma connotación negativa. Son herramientas útiles para matizar y pueden aportar riqueza y precisión. Recomiendo usarlos con moderación.
Juan se levantó perezosamente, bostezando ampliamente mientras se dirigía lentamente hacia la cocina. Miró detenidamente la cafetera y, finalmente, la encendió.
2. Usar frases cortas y directas
Por lo general, escribir oraciones cortas y directas ayuda a mantener la claridad de un texto. También es más eficiente, y eso es algo que es preferible en algunos textos (divulgación), pero no en la narrativa.
Las palabras y las estructuras son más cortas en inglés que en español. Tenemos cierta capacidad natural para las oraciones largas y complejas. Y eso en realidad es algo bonito porque puedes usarlo a tu favor. Por ejemplo, las frases demasiado cortas ayudan a dar sensación de rapidez, las acciones van una tras otra:
Juan se levantó. Corrió al baño y se cepilló los dientes. No había tiempo para más. Cerró la puerta tras de sí. Al llegar al coche, no tenía llaves. Llegó tarde.
En lugar de seguir este consejo, es mejor buscar un equilibrio que permita que el ritmo de las palabras lleve al lector a fluir con la historia.
3. Usar vocabulario sencillo
Este consejo suele ir de la mano con el anterior. Es verdad que si el vocabulario es sencillo puedes llegar a un público más amplio y te aseguras de que comprenden la historia.
Yo soy muy fan de los juegos de palabras, utilizar la sonoridad para enfatizar cosas o contar algo más allá de lo que realmente estás diciendo. Como lectora me gusta mucho encontrar este tipo de cosas y las metáforas me parecen recursos maravillosos.
Un vocabulario más elaborado y variado puede enriquecer el texto. No tienes por qué caer por el otro lado y acabar sonando pedante. Es cierto que, sobre todo al principio, los escritores tienden a utilizar palabras y estructuras más complicadas porque piensan que suena más «literario», pero no es así. La cuestión es usar las palabras más apropiadas.
4. Muestra, no cuentes
En inglés es el archiconocido show, don’t tell. Tiene su valor en ambos idiomas.
¿En qué consiste? En mostrar las emociones y acciones de los personajes a través de descripciones visuales y comportamientos en lugar de decir qué sienten o hacen. La clave está en encontrar un balance entre mostrar y contar, aprovechando las posibilidades que ofrece cada enfoque sin sacrificar la naturalidad del idioma. Te voy a hacer dos recomendaciones respecto a este consejo:
- Muestra, no cuentes: mito y realidad. L. M. Mateo explica en su blog (que es una mina de oro, mételo en tus favoritos) cómo mostrar y cómo contar con diferentes ejemplos. Puedes encontrar varios fragmentos de diferentes novelas que utilizan un recurso u otro y cómo influyen en el lector y su percepción de la historia. Al final te propone juegos y técnicas para aprender a mostrar.
- Alicia Pérez Gil tiene en su Escribeteca un curso que versa justo sobre esta técnica. En «Muestra, no cuentes (MNC)»:
La técnica 100 % asequible que utilizan todas las buenas escritoras para ponerte los pelos de punta, el corazón calentito o para hacerte llorar a mares mientras les das las gracias.
5. Usar diálogos
En cuanto al diálogo, hay que tener en cuenta cómo se puntúa (cómo se ve). En inglés, los diálogos se puntúan con comillas y van dentro del párrafo de la propia narración. Dejo un fragmento de A court of Thornes and Roses de Sarah J. Maas como ejemplo:
En español, cada línea de diálogo comienza en una línea nueva y va precedida por una raya (—). A continuación el mismo fragmento para comparar:
Si te das cuenta, más allá de que en la traducción las frases quedan más largas o cortas porque las palabras no tienen las mismas letras, el fragmento es más largo en español porque hay más «líneas aparte». Quedan más espacios en blanco porque hay más párrafos. En el ejemplo, los dos primeros en español forman solo uno en inglés. Cuando hay muchas líneas de diálogo en español, queda peor visualmente y por eso este recurso lo usamos de forma distinta.
6. El drama de la voz pasiva
Creo que este caso es el más fácil de entender, porque con los ejemplos queda muy obvio. Cada idioma utiliza un tipo de estructura diferente para decir las cosas y en inglés el uso de la pasiva no tiene las mismas connotaciones que en castellano.
Imagina que estás escribiendo una escena en la que el jefe pregunta por un informe:
—¿Quién ha hecho este informe?
—Lo hizo Marujita. (ACTIVA)
—El informe fue realizado por Marujita. (PASIVA)
Por lo general, un hablante nativo dirá o escribirá la primera frase, con voz activa. Hemos puesto el foco en «quién» ha hecho el informe. Si usamos la pasiva ese foco se mueve al informe y no es lo que queremos. A menos que en la escena quisiéramos desviar la atención del sujeto… entonces tendría sentido usar la pasiva.
—¿Quién ha hecho este informe?
—El informe fue realizado hace ya bastante tiempo y entregado en fecha, por cierto, por Menganita. (PASIVA)
Y, si en la escena queremos evitarle problemas a Menganita, usaremos la PASIVA REFLEJA:
—¿Quién ha hecho este informe?
—El informe que comentas se realizó y entregó hace ya bastante tiempo y en fecha.
Vamos, que podemos usar la voz pasiva para ocultar al sujeto de la acción, tanto si es irrelevante como si se quiere mantener en el anonimato.
¿Entonces qué hago con la pasiva?
En inglés, algunas frases se construyen típicamente en voz pasiva, pero en español se suelen usar en voz activa para mantener la claridad y la naturalidad del lenguaje:
- Inglés (voz pasiva): The letter was written by Sarah.
- Español (voz activa): Sara escribió la carta.
- Inglés (voz pasiva): The book was published by the author.
- Español (voz activa): El autor publicó el libro.
No descartes la voz pasiva sin más; úsala cuando sea apropiada para el contexto y el efecto deseado. En narrativa, la variación entre la voz activa y la pasiva puede añadir diversidad y ritmo. La clave está en entender cuándo y cómo utilizarla de manera estratégica.
No todos los consejos de escritura son útiles
Muchas veces ponemos en el pedestal a escritores y escritoras internacionales, sin tener en cuenta que su forma de escribir o sus consejos pueden no ser tan útiles.
Es esencial reconocer que cada idioma tiene sus propias características y normas estilísticas. Como correctora, en muchas ocasiones me encuentro que algunas personas escriben frases que son calcos del inglés o anglicismos. También hay veces en las que se utilizan muchas palabras en otro idioma.
El español tiene muchas fortalezas y la riqueza de nuestro idioma es maravillosa.