Desde que terminé el Nanowrimo estoy en una especie de vacío de letras. Me vienen ideas vagas pero cuando me siento al teclado… nada ocurre. Es como si hubiera gastado toda mi energía escritoril en Noviembre.
Vacío de letras
El vacío no es más que un eco del silencio. Del silencio que vive dentro de mi y al que no puedo darle un nombre porque nombrarlo sería sonido y entonces no habría silencio.
Vacío del alma
Quizás la temporada festiva que se acerca con todas las fiestas, reuniones y celebraciones relacionadas me tiene un poco nerviosa. O muy nerviosa. Mi Trastorno Limite de Personalidad se pone en marcha y me abruma con la ansiedad previa a las preparaciones.
Vacío de posts
Porque no he podido escribir nada decente esta semana por aquí, pero tampoco encontraba la inspiración, he gastado todo el tiempo estudiando y ni siquiera he encontrado al aburrimiento que me suele llegar. Y me suele inspirar. A visitar otros mundos más allá de los apuntes.
Pero no os preocupéis que el vacío siempre se acaba llenando, no sé cómo ni cuándo ni por qué. Pero así es. Mi mente creativa no se deja vaciar por completo nunca, siempre está maquinando algo.
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