Una Navidad llena de amor
Las luces de colores parpadean, el frío fuera deja que los copos de nieve bailen y salten entre las ramas de los árboles llenos de luz. Verlos irradiando tantos tonos diferentes encendiéndose y apagándose desde el otro lado de la ventana es reconfortante. Esta será una Navidad diferente a las pasadas, será una Navidad llena de amor.
Y es porque tú estás a mi lado. Jamás pensé que podría sentir algo tan grande por una persona. Que mi corazón se podía hinchar con esta satisfacción de saberte mío. La magia de tocarte, abrazarte y besarte como jamás lo había hecho con ningún otro. Con una intensidad tal que tenía que contenerme para no hacerte daño y morderte.
Una Navidad llena de amor, a diferencia de las últimas.
Ya sabes que he estado echando de menos a mi hermana desde que nos dejó. Desde que el cáncer maldito nos la arrebató en la flor de la vida. Jamás llegaría a cumplir los 17, siempre se quedará en los eternos 16.
Y el dolor que me ha provocado su pérdida se ha trasladado a cada Navidad sin ella. A cada cena y comida con la falta de algo en mi interior. Alguien a quien amar, con quien congeniar en las cenas familiares. Alguien con un pasado compartido.
Ahora apareces tú con tu sonrisa y todo ese dolor sigue ahí, porque no desaparece pero disminuye. Porque tu simple existencia es un milagro para mi.
Una Navidad llena de amor, de un amor diferente.
Mi primera Navidad como madre, contigo a mi lado. Con las miradas cómplices mientras te doy el pecho. Y esas sonrisas que aparecen de la nada, simplemente porque estoy a tu lado eso te hace feliz.
Has puesto todo patas arriba, todos mis sentimientos se han modificado. Y aunque no has llenado ningún agujero, porque el dolor y la pérdida siempre seguirán ahí. Ahora te conviertes en protagonista de mis pensamientos y sentimientos, dejas menos espacio para el dolor y la pena. Para el qué pasaría si ella estuviera aquí.
Te amo, mi vida. Gracias por ser el mejor regalo de Navidad.
A mi hijo.